Shackleton

El viaje más importante

En el año 2001 yo estaba muy contento, con ganas de comerme el mundo (y de bebérmelo). Venía de un periodo muy largo de angustia, ansiedad y depresión. 

Ese verano fui al cine a ver un documental, “Atrapados en el hielo”, sobre una expedición antigua a la Antártida; una cosa de ingleses de 1914. Recuerdo muy netamente la sensación de estar solo en el cine, una tarde de agosto, feliz de pasar frío por el aire acondicionado, y emocionado, llorando por el drama de esos hombres atrapados en el hielo.

Pero la historia en sí no tierne más interés que la de una expedición al Polo Sur. La aventura, en cambio, ya es otra cosa: perdieron el barco por el mal tiempo, y quedaron allí tirados, en el frío y en la nada. Shackleton, el líder de la expedición, prometió llevar a toda la tripulación de vuelta a casa.

Volver a casa. He aquí el viaje más importante.

El equipo entero consiguió regresar al Reino Unido, un par de años más tarde. Pero habían partido de la Inglaterra del siglo diecinueve, de la época del heroísmo, del honor, del esfuerzo y de las cosas importantes, y habían vuelto a la Inglaterra de la Primera Guerra Mundial. Ya nada sería igual porque había cambiado el paradigma. 

Otro mundo

Regresaron al desastre de la guerra; a un mundo abocado al capitalismo, a la frivolidad del consumismo, al fascismo que vendría, a la globalización y a todas las crisi brutales que tendrían que llegar. Volvieron a la mediocridad de un mundo banal; no volvieron a casa.

Salí del cine removido y excitado. Encendí la pipa, como ellos. Tenía la sensación de haber entendido la vida. Yo también volvía de un viaje muy largo. Yo también había entrado en el cine en el siglo veinte y había salido en el veintiuno. También vendrían crisis y el mundo se tendría que globalizar mucho más. 

Yo también entendí que de los viajes importantes nunca se vuelve a casa.

¿Cuál es tu viaje?

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