Todos sabemos que los ruiseñores cantan muy bien. Hasta aquí nada nuevo.

Pero, ¿por qué? ¿Cómo lo hacen?

Te voy a contar la historia de Dmitri, el ruiseñor ruso.

Esto –escrito en otras palabras y en inglés–  lo he leído en The Economist. Dice que la (supongo que prestigiosa) revista Behavioral Ecology and sociobiology publicó un estudio donde hablaba del extraño comportamiento musical de los ruiseñores en invierno.

Dmitri , el ruiseñor ruso

Como muchos cantantes, los ruiseñores rusos en verano solo cantan y follan. Pongamos que nuestro ruiseñor se llama Dmitri. Dmitri y el resto de ruiseñores se plagian estrofas y versos los unos a los otros.

El canto de Dmitri es espectacular –aunque es más potente y mucho menos sofisticado que el del ruiseñor común; no olvidemos que es ruso– y la competencia entre cantantes es brutal.

Nuestro ruiseñor en Tanzania.

Llega el invierno y, como no son idiotas, Dmitri y el resto de ruiseñores rusos se van a Tanzania. Allí no follan, pero los machos, aunque no tengan que atraer hembras, siguen cantando. Especialmente Dmitri, que no para.

Así canta un ruiseñor ruso, por si no habías oído ninguno antes.

¿Por qué lo hacen?, te preguntarás. Sigue leyendo.

Llegan los investigadores.

Unos científicos se hicieron la misma pregunta que tú, y decidieron ir a estudiar a Dmitri y sus colegas.

Por lo visto, el canto de los ruiseñores tiene unas estrofas y unas características comunes; eso no quita que Dmitri tenga su estilo, y cada cual sus particularidades.

Entre estas características comunes, tienen la costumbre de hacer unos sonidos que marcan el final de una canción: unos “repiques” o “castañuelas”. Como punto final. Hay muchos repiques realmente buenos, y aquí Dmitri lo peta.

Pero Dmitri, aún siendo un maestro de los repiques y castañuelas, en invierno no hace estos sonidos. Prefiere atacar otros aspectos del noble arte del canto. Canta de manera más desordenada, repitiendo estrofas una y otra vez,, creando nuevas y saltándose otras. Todos lo hacen, es un caos, y Tanzania acaba resultando una anarquía de ruiseñores.

¿Por qué hacen esto tan raro?

Misterio resuelto.

Imagino que ya te has dado cuenta de por dónde va la cosa. La respuesta es muy simple, pero a los científicos les costó mucho dinero y tiempo de investigación:

¡Para practicar! Practican. Practican muchísimo.

Con la práctica hecha en Tanzania y con algunas estrofas nuevas,  en verano Dmitri vuelve a Rusia. 

Su canto ha mejorado tanto respecto al año anterior, que los otros le copian, y su fama se extiende hasta Polonia. Entre cantos, repiques y castañuelas, acusaciones de plagio y, sobre todo, mucho sexo, Rusia es una fiesta.

El secreto del éxito.

Gracias a la práctica invernal, Dmitri alcanza cimas nunca vistas en la historia del canto ruiseñoril. Es un ídolo. Y es verdad que tiene un talento excepcional, pero su éxito no tiene ninguna magia: mucho trabajo duro durante el invierno. Muchas, muchísimas horas de ensayo han propiciado que Dmitri, llegado el verano, no pare de follar.

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